Me llamo Karen Rimola, nací en la hermosa ciudad de Quetzaltenango conocida también como “Xelajú” en Guatemala. Vengo de una familia humilde y conservadora, soy emprendedora, esposa y madre, miembro de la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días. Soy persistente y soñadora. En mis años de juventud me di cuenta de que me apasionaba la ópera, las obras teatrales y la literatura entre otras.
Fue en mis 20’s que, después de una visita y larga plática con mi abuelo paterno, descubrí que su padre había nacido en un pequeño pueblo al sur de Italia llamado Castrovillari, en Calabria. Su nombre era Francesco Rimola, hijo de Rocco Rimola y Caterina Rubini, un apuesto joven de ojos negros grandes y cabello negro que se casó en Italia con una joven de nombre Carmela Amato con quien tuvieron dos hijos, Antonio y Elizabetta (Betina). Debido a los conflictos políticos de aquel tiempo salió de Italia queriendo llevar consigo a su esposa y sus dos hijos, pero el temor a lo desconocido y la larga travesía a un continente diferente hizo que su esposa Carmela no lo acompañara y tristemente embarcó solo hacia América en el barco a vapor llamado “La Veloce”. Empezó a trabajar con su hermano, quien había llegado unos años antes y juntos iniciaron su propia empresa constructora “Rimola Rubini” en Quetzaltenango. Fue ahí que conoció a la bisabuela Everilda Méndez, una joven quetzalteca, con quien contrajo matrimonio y tuvo con ella 3 hijos: Olga, Aminta y Carlos Rimola (mi abuelo).
Habiendo nacido en mí el interés por descubrir mis raíces, averigüé que mi bisabuelo Francesco y su hermano Carmine contribuyeron grandemente a la reconstrucción y edificación de varias y grandes obras arquitectónicas en Quetzaltenango después del terremoto de 1902. Mi bisabuelo también formó su propia empresa de pastas y Lasaña en la ciudad capital llamada “Rimobel”.
En los años 80’s mi abuelo Carlos en un intento por conocer a Antonio viaja a Italia para sorprender a su hermano, pero desafortunadamente el encuentro no se realizó. Algunos años después uno de mis hermanos mayores, Carlitos, por razón de trabajo viajó a Italia y finalmente logró reunirse con Antonio y su esposa. Mi pensamiento y esfuerzos se enfocaron en buscar a Betina la hermana menor de Antonio, pero se desconocía dónde vivía y si tenía descendencia. Por más de 24 años la busqué y utilicé los diferentes medios inclusive la tecnología, las redes sociales e internet, pero no tuve éxito. Cuando parecía que no había ninguna esperanza, el 21 de octubre de 2022 recibí un mensaje y unas conmovedoras fotos desde Italia, imposible de creer. El mensaje decía: Hola, soy Claudio Rubini, nieto de Bettina, hija de Francesco Rimola que en el año 1911 emigro a Guatemala, mi bisabuelo ciertamente es también tu bisabuelo.
Gracias a un artículo sobre mi familia publicado en Italia por el escritor Vittorio Cappelli y a una beca para aprender italiano en línea, fue que mi primo Claudio se enteró de mí y me contactó.
Este año, ¡finalmente llegó el día en que pude conocer a mi familia en Italia! Llegué a Roma el día 29 de junio de este año. Mi querido primo Claudio estaba esperándome en el aeropuerto y nuestro primer encuentro fue absolutamente hermoso, ¡por fin estaba conociendo en persona al nieto de Betina!
Nuestra primera parada en la ciudad de Roma fue el hermoso Templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días con sus admirables jardines y un magnífico centro de visitantes para todo público donde pudimos apreciar la representación de majestuosa estatua del Christus y los 12 apóstoles, verdaderamente majestuosas. A los días siguientes visitamos la plaza España, la famosa Fontana de Trevi, el Panteón de Agripa, la magnifica Capilla Sixtina, la basílica de San Pedro y el Vaticano: fue un increíble recorrido al pasado de la cultura e historia de Roma.
Al finalizar nos dirigimos hacia sur a la ciudad de Monopoli, Bari en Apulia donde finalmente por fin conocería al uno de los tíos Abuelos Mario Rubini padre de Claudio. Luego, gracias a mi familia pude cumplir el sueño de mi vida y llegar al pueblo donde nació mi tatarabuelo Rocco Rimola en Morano Calabro y también muy cerca de ahí el pueblo donde nació Francesco mi bisabuelo, en Castrovillari. Fue fascinante vivir la experiencia, estar caminando por las mismas calles donde ellos caminaron y comer los platillos tradicionales que ellos comieron.
En ese viaje tuve el privilegio de conocer y compartir con mi buen amigo Vincenzo Rimola y su hermosa familia, quienes nos recibieron con una calurosa bienvenida y pasamos una espléndida velada con ellos. Al día siguiente también tuve el honor de conocer en persona al excelentísimo profesor, escritor y gran amigo Vittorio Cappelli de Castrovillari, quien ha sido una ayuda maravillosa en este camino gracias a su conocimiento e investigación sobre la emigración de familias italianas en América.
El viaje tuvo muchos frutos. Que privilegio y felicidad conocer varios de mis primos con sus familias y por supuesto tener en mis brazos a mis queridos tíos abuelos Hugo de 93 años, profesor y escritor de 4 libros, Alberto de 88 años un pintor talentoso, y Mario de 80 años un profesional que trabajó dirigiendo una compañía en el ámbito de la infraestructura ferroviaria por muchos años. Mi viaje fue espectacular, me fui con una maleta de sueños y ahora regreso con una maleta llena de nuevos propósitos y una gran historia que contar.
Invito a todas las nuevas y futuras generaciones de descendientes italianos en Guatemala que no olviden a sus antepasados, que escuchen las historias de sus abuelos y empiecen con su árbol genealógico encontraran grandes y fascinantes aventuras, anécdotas, recuerdos y experiencias…¡que los conectaran a sus raíces!
Karen Rimola
Me llamo Karen Rimola, nací en la hermosa ciudad de Quetzaltenango conocida también como “Xelajú” en Guatemala. Vengo de una familia humilde y conservadora, soy emprendedora, esposa y madre, miembro de la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días. Soy persistente y soñadora. En mis años de juventud me di cuenta de que me apasionaba la ópera, las obras teatrales y la literatura entre otras.
Fue en mis 20’s que, después de una visita y larga plática con mi abuelo paterno, descubrí que su padre había nacido en un pequeño pueblo al sur de Italia llamado Castrovillari, en Calabria. Su nombre era Francesco Rimola, hijo de Rocco Rimola y Caterina Rubini, un apuesto joven de ojos negros grandes y cabello negro que se casó en Italia con una joven de nombre Carmela Amato con quien tuvieron dos hijos, Antonio y Elizabetta (Betina). Debido a los conflictos políticos de aquel tiempo salió de Italia queriendo llevar consigo a su esposa y sus dos hijos, pero el temor a lo desconocido y la larga travesía a un continente diferente hizo que su esposa Carmela no lo acompañara y tristemente embarcó solo hacia América en el barco a vapor llamado “La Veloce”. Empezó a trabajar con su hermano, quien había llegado unos años antes y juntos iniciaron su propia empresa constructora “Rimola Rubini” en Quetzaltenango. Fue ahí que conoció a la bisabuela Everilda Méndez, una joven quetzalteca, con quien contrajo matrimonio y tuvo con ella 3 hijos: Olga, Aminta y Carlos Rimola (mi abuelo).
Habiendo nacido en mí el interés por descubrir mis raíces, averigüé que mi bisabuelo Francesco y su hermano Carmine contribuyeron grandemente a la reconstrucción y edificación de varias y grandes obras arquitectónicas en Quetzaltenango después del terremoto de 1902. Mi bisabuelo también formó su propia empresa de pastas y Lasaña en la ciudad capital llamada “Rimobel”.
En los años 80’s mi abuelo Carlos en un intento por conocer a Antonio viaja a Italia para sorprender a su hermano, pero desafortunadamente el encuentro no se realizó. Algunos años después uno de mis hermanos mayores, Carlitos, por razón de trabajo viajó a Italia y finalmente logró reunirse con Antonio y su esposa. Mi pensamiento y esfuerzos se enfocaron en buscar a Betina la hermana menor de Antonio, pero se desconocía dónde vivía y si tenía descendencia. Por más de 24 años la busqué y utilicé los diferentes medios inclusive la tecnología, las redes sociales e internet, pero no tuve éxito. Cuando parecía que no había ninguna esperanza, el 21 de octubre de 2022 recibí un mensaje y unas conmovedoras fotos desde Italia, imposible de creer. El mensaje decía: Hola, soy Claudio Rubini, nieto de Bettina, hija de Francesco Rimola que en el año 1911 emigro a Guatemala, mi bisabuelo ciertamente es también tu bisabuelo.
Gracias a un artículo sobre mi familia publicado en Italia por el escritor Vittorio Cappelli y a una beca para aprender italiano en línea, fue que mi primo Claudio se enteró de mí y me contactó.
Este año, ¡finalmente llegó el día en que pude conocer a mi familia en Italia! Llegué a Roma el día 29 de junio de este año. Mi querido primo Claudio estaba esperándome en el aeropuerto y nuestro primer encuentro fue absolutamente hermoso, ¡por fin estaba conociendo en persona al nieto de Betina!
Nuestra primera parada en la ciudad de Roma fue el hermoso Templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días con sus admirables jardines y un magnífico centro de visitantes para todo público donde pudimos apreciar la representación de majestuosa estatua del Christus y los 12 apóstoles, verdaderamente majestuosas. A los días siguientes visitamos la plaza España, la famosa Fontana de Trevi, el Panteón de Agripa, la magnifica Capilla Sixtina, la basílica de San Pedro y el Vaticano: fue un increíble recorrido al pasado de la cultura e historia de Roma.
Al finalizar nos dirigimos hacia sur a la ciudad de Monopoli, Bari en Apulia donde finalmente por fin conocería al uno de los tíos Abuelos Mario Rubini padre de Claudio. Luego, gracias a mi familia pude cumplir el sueño de mi vida y llegar al pueblo donde nació mi tatarabuelo Rocco Rimola en Morano Calabro y también muy cerca de ahí el pueblo donde nació Francesco mi bisabuelo, en Castrovillari. Fue fascinante vivir la experiencia, estar caminando por las mismas calles donde ellos caminaron y comer los platillos tradicionales que ellos comieron.
En ese viaje tuve el privilegio de conocer y compartir con mi buen amigo Vincenzo Rimola y su hermosa familia, quienes nos recibieron con una calurosa bienvenida y pasamos una espléndida velada con ellos. Al día siguiente también tuve el honor de conocer en persona al excelentísimo profesor, escritor y gran amigo Vittorio Cappelli de Castrovillari, quien ha sido una ayuda maravillosa en este camino gracias a su conocimiento e investigación sobre la emigración de familias italianas en América.
El viaje tuvo muchos frutos. Que privilegio y felicidad conocer varios de mis primos con sus familias y por supuesto tener en mis brazos a mis queridos tíos abuelos Hugo de 93 años, profesor y escritor de 4 libros, Alberto de 88 años un pintor talentoso, y Mario de 80 años un profesional que trabajó dirigiendo una compañía en el ámbito de la infraestructura ferroviaria por muchos años. Mi viaje fue espectacular, me fui con una maleta de sueños y ahora regreso con una maleta llena de nuevos propósitos y una gran historia que contar.
Invito a todas las nuevas y futuras generaciones de descendientes italianos en Guatemala que no olviden a sus antepasados, que escuchen las historias de sus abuelos y empiecen con su árbol genealógico encontraran grandes y fascinantes aventuras, anécdotas, recuerdos y experiencias…¡que los conectaran a sus raíces!
Karen Rimola