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DELEGACIÓN DE GUATEMALA DESTACA EN EL FORO PYMES 2025
CALENDARIO 2026 “VOCES DEL AGUA”
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EL CENTRO DE FORMACIÓN PROFESIONAL SALESIANO

Castelnuovo Don Bosco es un pueblo de poco más de 3000 almas en las colinas del Monferrato, tierra de santos y de vino a 30 km de Torino. Aquí nació Don Bosco (1815-1888), de una familia humilde de campesinos. En su juventud aprendió trabajos manuales para ayudar a sostener a su familia; aprendió también acrobacias y malabarismos para conquistar la atención y la admiración de sus compañeros y de los niños que quería sacar de la calle. 

El corazón de la familia salesiana en Torino es el barrio de Valdocco, donde Don Bosco realizó el sueño que tuvo a los nueve años de transformar metafóricamente los lobos en corderos. Aquí, bajo una pérgola, nació el primer oratorio antes de la construcción que poco a poco creció hasta el gran complejo actual. 

Después de la primera expedición misionera de 1875 en Argentina, la congregación salesiana está bien presente en LatinoAmérica y en el mundo, llevando adelante en más de 130 paises la misión de Don Bosco: educación, formación y evangelización de la juventud más vulnerable y más necesitada. 

 

En Guatemala la obra de Don Bosco se traduce en el Colegio Salesiano (desde 1932) y la Universidad Mesoamericana, ambos presentes en la Capital y en Quetzaltenango. Sin embargo, lo que más representa los principios pedagógicos y filosóficos de Don Bosco es el Centro de Formación Profesional Padre Bartolomé Ambrosio, fundado en 1979 en la zona 8 de la Ciudad Capital. 

Personalmente, tuve la suerte de conocer el CFP en 2003 en la persona de su director Raúl Vásquez. No nos costó nada volvernos rapidamente amigos. Visité varias veces el centro, mandé a hacer unos objetos en la carpinteria, vi crecer el edificio y a los chicos. De regreso a Torino, fue un placer recibir a mi gran amigo “Donbi”, con su sonrisa y simplicidad, de visita a esta Italia que, a pesar de su cara tan chapina, afirmava ser su país. Él venía proponiendo proyectos y buscando apoyo para realizarlos. Raúl nos dejó para siempre ya hace unos años, pero la amistad con el CFP sigue intensa: en mayo de este año fue un placer acompañar a la delegación salesiana en unos encuentros tan interesantes como inesperados. Fue para mí también la ocasión para conocer en detalle su proyecto de este año (y traducirlo al italiano), y aprender que el CFP se apoya sobre la fundación Marvelli (CFP Bartolomé Ambrosio – Fundacion Alberto Marvelli) creada y animada por ex alumnos salesianos que, en su gran mayoría, regalan su tiempo y su profesionalidad al CFP, desarrollando una sólida propuesta educativa con valores y competencias que apoyen a los jóvenes en su inserción laboral. 

Los jóvenes involucrados, incluyendo unas 60 jovencitas, son cerca de 300. Llegan de la capital pero también de los alrededores, desde Mixco hasta San Juan Comalapa o Villa Nueva. Los quince años de edad son requisito mínimo para acceder, habiendo cursado por lo menos la primaria y comprometiéndose a permanecer en la obra por los dos años de curso. La  profesionalidad se adquiere en las aéreas de carpintería, soldadura industrial, torno industrial, electricidad domiciliar, reparación de computadoras, programación, instalaciones fotovoltáicas, motocicletas, inglés y música. Las actividades se organizan en: jornada diaria (de 8:00 a 16:00) y jornada sabatina (de 8:00 a 15:00). A todos los alumnos, el CFP asegura alimentación, transporte, materia prima, talleres equipados y maestros formados; los pocos alumnos que pueden, contribuyen con un pago mensual simbólico de Q 50.

La formación de un buen ciudadano no podría ser mejor, porque además del área técnica toma en cuenta salud, recreación, deporte, música y también el área espiritual en el sentido de principios y valores sin distinción de credo, porque los principios educativos no conocen barreras.  El resultado es un desarrollo humano integral, capaz de garantizar valores como la puntualidad, la honradez, la lealtad, el trabajo bien realizado, el decoro y las buenas costumbres. 

Un compromiso tan importante implica un presupuesto anual que ahora asciende a tres millones de quetzales. Hay que resaltar que que todas las categorias sociales, desde los políticos hasta las amas de casa, pasando por emprendedores y estudiantes, pueden participar en este proyecto a través de varias iniciativas: la gran rifa, las donaciones libres, las becas para los alumnos, la abertura de su empresa a los nuevos diplomados. Porque aquí se trata de garantizar el acceso gratuito a los alumnos a lo largo de toda su formación, mantenimiento y renovación de la maquinaria, abastecimiento de materiales, mantenimiento de la estructura, pago de los maestros capacitadores.

¿La razón para hacerlo? Generosidad innata, amor por el pais, participación en el desarrollo de Guatemala, contraste activo a la pobreza, ignorancia y delincuencia. La visita en Italia de la delegación salesiana coincidió con la elección del nuevo papa. Los pocos días en Torino fueron una esperiencia intensa, alegre y rica de sorpresas que ya empezaron a revelarse fructíferas.

Ojalá que dentro de los lectores de la Gazzetta se encuentre quien se anime para entrar en esta gran familia y tal vez conocer con sus ojos la gran obra que es el Centro de Formación Profesional Salesiano.

Lucia Bonato


  • EL CENTRO DE FORMACIÓN PROFESIONAL SALESIANO

    Castelnuovo Don Bosco es un pueblo de poco más de 3000 almas en las colinas del Monferrato, tierra de santos y de vino a 30 km de Torino. Aquí nació Don Bosco (1815-1888), de una familia humilde de campesinos. En su juventud aprendió trabajos manuales para ayudar a sostener a su familia; aprendió también acrobacias y malabarismos para conquistar la atención y la admiración de sus compañeros y de los niños que quería sacar de la calle. 

    El corazón de la familia salesiana en Torino es el barrio de Valdocco, donde Don Bosco realizó el sueño que tuvo a los nueve años de transformar metafóricamente los lobos en corderos. Aquí, bajo una pérgola, nació el primer oratorio antes de la construcción que poco a poco creció hasta el gran complejo actual. 

    Después de la primera expedición misionera de 1875 en Argentina, la congregación salesiana está bien presente en LatinoAmérica y en el mundo, llevando adelante en más de 130 paises la misión de Don Bosco: educación, formación y evangelización de la juventud más vulnerable y más necesitada. 

     

    En Guatemala la obra de Don Bosco se traduce en el Colegio Salesiano (desde 1932) y la Universidad Mesoamericana, ambos presentes en la Capital y en Quetzaltenango. Sin embargo, lo que más representa los principios pedagógicos y filosóficos de Don Bosco es el Centro de Formación Profesional Padre Bartolomé Ambrosio, fundado en 1979 en la zona 8 de la Ciudad Capital. 

    Personalmente, tuve la suerte de conocer el CFP en 2003 en la persona de su director Raúl Vásquez. No nos costó nada volvernos rapidamente amigos. Visité varias veces el centro, mandé a hacer unos objetos en la carpinteria, vi crecer el edificio y a los chicos. De regreso a Torino, fue un placer recibir a mi gran amigo “Donbi”, con su sonrisa y simplicidad, de visita a esta Italia que, a pesar de su cara tan chapina, afirmava ser su país. Él venía proponiendo proyectos y buscando apoyo para realizarlos. Raúl nos dejó para siempre ya hace unos años, pero la amistad con el CFP sigue intensa: en mayo de este año fue un placer acompañar a la delegación salesiana en unos encuentros tan interesantes como inesperados. Fue para mí también la ocasión para conocer en detalle su proyecto de este año (y traducirlo al italiano), y aprender que el CFP se apoya sobre la fundación Marvelli (CFP Bartolomé Ambrosio – Fundacion Alberto Marvelli) creada y animada por ex alumnos salesianos que, en su gran mayoría, regalan su tiempo y su profesionalidad al CFP, desarrollando una sólida propuesta educativa con valores y competencias que apoyen a los jóvenes en su inserción laboral. 

    Los jóvenes involucrados, incluyendo unas 60 jovencitas, son cerca de 300. Llegan de la capital pero también de los alrededores, desde Mixco hasta San Juan Comalapa o Villa Nueva. Los quince años de edad son requisito mínimo para acceder, habiendo cursado por lo menos la primaria y comprometiéndose a permanecer en la obra por los dos años de curso. La  profesionalidad se adquiere en las aéreas de carpintería, soldadura industrial, torno industrial, electricidad domiciliar, reparación de computadoras, programación, instalaciones fotovoltáicas, motocicletas, inglés y música. Las actividades se organizan en: jornada diaria (de 8:00 a 16:00) y jornada sabatina (de 8:00 a 15:00). A todos los alumnos, el CFP asegura alimentación, transporte, materia prima, talleres equipados y maestros formados; los pocos alumnos que pueden, contribuyen con un pago mensual simbólico de Q 50.

    La formación de un buen ciudadano no podría ser mejor, porque además del área técnica toma en cuenta salud, recreación, deporte, música y también el área espiritual en el sentido de principios y valores sin distinción de credo, porque los principios educativos no conocen barreras.  El resultado es un desarrollo humano integral, capaz de garantizar valores como la puntualidad, la honradez, la lealtad, el trabajo bien realizado, el decoro y las buenas costumbres. 

    Un compromiso tan importante implica un presupuesto anual que ahora asciende a tres millones de quetzales. Hay que resaltar que que todas las categorias sociales, desde los políticos hasta las amas de casa, pasando por emprendedores y estudiantes, pueden participar en este proyecto a través de varias iniciativas: la gran rifa, las donaciones libres, las becas para los alumnos, la abertura de su empresa a los nuevos diplomados. Porque aquí se trata de garantizar el acceso gratuito a los alumnos a lo largo de toda su formación, mantenimiento y renovación de la maquinaria, abastecimiento de materiales, mantenimiento de la estructura, pago de los maestros capacitadores.

    ¿La razón para hacerlo? Generosidad innata, amor por el pais, participación en el desarrollo de Guatemala, contraste activo a la pobreza, ignorancia y delincuencia. La visita en Italia de la delegación salesiana coincidió con la elección del nuevo papa. Los pocos días en Torino fueron una esperiencia intensa, alegre y rica de sorpresas que ya empezaron a revelarse fructíferas.

    Ojalá que dentro de los lectores de la Gazzetta se encuentre quien se anime para entrar en esta gran familia y tal vez conocer con sus ojos la gran obra que es el Centro de Formación Profesional Salesiano.

    Lucia Bonato