En Turín, cerca de la moderna estación de Porta Susa, una escultura curiosa domina el centro del redondel: una enorme esfera negra, como un enorme punto, flota sobre una semiesfera del mismo color. Difícil, para quien no es piamontés, comprender que ésta es la receta básica del Punt e Mes creado por Cárpano en 1870: un punto de dulce y medio punto de amargo, una mezcla de vermout rojo y elixir de quina, para un aperitivo histórico al 16% de alcohol.
En 1960 el publicitario Armando Testa dibujó el logo del aperitivo, el mismo que está representado en la escultura Sintesis 59, donada por la familia Testa a la ciudad en 2015. El Punt e mes evoca inmediatamente el aperitivo, una tradición que pertenece a la historia de la ciudad. A pesar de lo moderno que es salir con los amigos para tomar algo antes de comer, el aperitivo tiene una historia antigua y su génesis es toda turinesa: en 1786, mucho antes del Punt e mes, Antonio Benedetto Carpano mezcló hierbas y especias con vino moscatel e inventó el vermut, aperitivo en sí y base de todos los aperitivos. El nombre llega del alemán Wermuth, que significa "absenta" (arthemisia absinthium). Para definirse vermut, la bebida debe estar compuesta por al menos un 75% de vino, con contenido de alcohol entre 14,5% y 22% vol. y debe contener artemisia, que constituye el elemento característico. Antonio tenía una tienda en frente del palacio real; seguro de la bontad de su producto, envió al rey Víctor Amadeo III una cesta de botellas. Encantado por el gusto del vermut (vermout, vermuth), el rey lo adoptó como bebida de la familia real, sin imaginarse que ya en la Grecia de unos siglos antes de Cristo se hablaba del “vinum hippocraticum”, una especie de medicina, resultado de la mezcla de vino y otras sustancias, de sabor amargo, que se servía antes de las comidas para estimular el hambre. Y hasta en la Roma antigua, antes de los suntuosos banquetes, había un momento específico, llamado "gustatio", en el que se servía el "mulsum", vino con miel, capaz de estimular no solo el hambre de los invitados, sino también la convivencia y sociabilidad del evento.
El éxito del aperitivo de Antonio Benedetto Carpano fue inmediato: desde entonces la bebida ha sido exportada a toda Europa y producida también por Cinzano, Gancia (aperitivo oficial de la casa real) y Martini & Rossi. El "Martini" es el aperitivo por excelencia, bebido directamente o como base de muchos cócteles como el Negroni. Con la unificación de Italia, en los últimos años del siglo XIX el hábito del aperitivo se extiende en los cafés de varias ciudades, del norte al sur del país.
El vermut es el protagonista incondicional del aperitivo, estimula la sensación de hambre y apetito y “abre” a la comida. El aperitivo no tiene una definición específica para su composición, es más bien un modo de preparación y consumo de bebidas alcohólicas. Pero tampoco un aperitivo tiene necesariamente que ser alcohólico, puede ser un cóctel o un refresco con o sin gas, así que se puede decir que el aperitivo es una bebida de vario tipo, tomada en un contexto determinado.
El aperitivo es un verdadero ritual que tiene lugar de las 6 pm a las 9 pm como pre-cena, como un descanso relajante después del trabajo. Se acompaña de tapas, aceitunas, papas fritas, embutidos... Las nuevas variantes modernas se extienden más allá de la hora de la cena. Popular o refinado, el ritual del aperitivo se convierte en una moda desde la segunda mitad de los Noventa, con buffets tan ricos al punto que un aperitivo se vuelve un digno sustituto de una cena (apericena) a un precio mucho más razonable. Este factor también contribuye a difundir su moda. A lo largo de los años también ha cambiado el tipo de cóctel y se ha formado una “tendencia de beber” que cambia en el tiempo: si a mediados de los años Ochenta se bebía whisky con hielo, Campari con vino blanco o Bloody Mary, alrededor de 1990 se establecieron cócteles sudamericanos como el Daiquiri, Tequilas de varios tipos, Margaritas. Los cócteles a base de vodka se pusieron de moda a principio de los noventa, seguidos unos años más tarde por el Americano y el redescubrimiento del Negroni (típico de Florencia), llamado simplemente "Sbagliato" porque el Prosecco reemplazaba el gin. Hoy en día los cócteles más populares son el Sbagliato, el Vodka Martini, el Spritz y los cócteles con zumos de frutas. La moda de los tiempos modernos es la oferta de buenos vinos por copa en lugar de cócteles, el Prosecco siendo el más requerido.
Lucia Bonato
En Turín, cerca de la moderna estación de Porta Susa, una escultura curiosa domina el centro del redondel: una enorme esfera negra, como un enorme punto, flota sobre una semiesfera del mismo color. Difícil, para quien no es piamontés, comprender que ésta es la receta básica del Punt e Mes creado por Cárpano en 1870: un punto de dulce y medio punto de amargo, una mezcla de vermout rojo y elixir de quina, para un aperitivo histórico al 16% de alcohol.
En 1960 el publicitario Armando Testa dibujó el logo del aperitivo, el mismo que está representado en la escultura Sintesis 59, donada por la familia Testa a la ciudad en 2015. El Punt e mes evoca inmediatamente el aperitivo, una tradición que pertenece a la historia de la ciudad. A pesar de lo moderno que es salir con los amigos para tomar algo antes de comer, el aperitivo tiene una historia antigua y su génesis es toda turinesa: en 1786, mucho antes del Punt e mes, Antonio Benedetto Carpano mezcló hierbas y especias con vino moscatel e inventó el vermut, aperitivo en sí y base de todos los aperitivos. El nombre llega del alemán Wermuth, que significa "absenta" (arthemisia absinthium). Para definirse vermut, la bebida debe estar compuesta por al menos un 75% de vino, con contenido de alcohol entre 14,5% y 22% vol. y debe contener artemisia, que constituye el elemento característico. Antonio tenía una tienda en frente del palacio real; seguro de la bontad de su producto, envió al rey Víctor Amadeo III una cesta de botellas. Encantado por el gusto del vermut (vermout, vermuth), el rey lo adoptó como bebida de la familia real, sin imaginarse que ya en la Grecia de unos siglos antes de Cristo se hablaba del “vinum hippocraticum”, una especie de medicina, resultado de la mezcla de vino y otras sustancias, de sabor amargo, que se servía antes de las comidas para estimular el hambre. Y hasta en la Roma antigua, antes de los suntuosos banquetes, había un momento específico, llamado "gustatio", en el que se servía el "mulsum", vino con miel, capaz de estimular no solo el hambre de los invitados, sino también la convivencia y sociabilidad del evento.
El éxito del aperitivo de Antonio Benedetto Carpano fue inmediato: desde entonces la bebida ha sido exportada a toda Europa y producida también por Cinzano, Gancia (aperitivo oficial de la casa real) y Martini & Rossi. El "Martini" es el aperitivo por excelencia, bebido directamente o como base de muchos cócteles como el Negroni. Con la unificación de Italia, en los últimos años del siglo XIX el hábito del aperitivo se extiende en los cafés de varias ciudades, del norte al sur del país.
El vermut es el protagonista incondicional del aperitivo, estimula la sensación de hambre y apetito y “abre” a la comida. El aperitivo no tiene una definición específica para su composición, es más bien un modo de preparación y consumo de bebidas alcohólicas. Pero tampoco un aperitivo tiene necesariamente que ser alcohólico, puede ser un cóctel o un refresco con o sin gas, así que se puede decir que el aperitivo es una bebida de vario tipo, tomada en un contexto determinado.
El aperitivo es un verdadero ritual que tiene lugar de las 6 pm a las 9 pm como pre-cena, como un descanso relajante después del trabajo. Se acompaña de tapas, aceitunas, papas fritas, embutidos... Las nuevas variantes modernas se extienden más allá de la hora de la cena. Popular o refinado, el ritual del aperitivo se convierte en una moda desde la segunda mitad de los Noventa, con buffets tan ricos al punto que un aperitivo se vuelve un digno sustituto de una cena (apericena) a un precio mucho más razonable. Este factor también contribuye a difundir su moda. A lo largo de los años también ha cambiado el tipo de cóctel y se ha formado una “tendencia de beber” que cambia en el tiempo: si a mediados de los años Ochenta se bebía whisky con hielo, Campari con vino blanco o Bloody Mary, alrededor de 1990 se establecieron cócteles sudamericanos como el Daiquiri, Tequilas de varios tipos, Margaritas. Los cócteles a base de vodka se pusieron de moda a principio de los noventa, seguidos unos años más tarde por el Americano y el redescubrimiento del Negroni (típico de Florencia), llamado simplemente "Sbagliato" porque el Prosecco reemplazaba el gin. Hoy en día los cócteles más populares son el Sbagliato, el Vodka Martini, el Spritz y los cócteles con zumos de frutas. La moda de los tiempos modernos es la oferta de buenos vinos por copa en lugar de cócteles, el Prosecco siendo el más requerido.
Lucia Bonato