Puerto Cortés, una joya hondureña con profundos lazos italianos. En el centro de esta conexión se encuentra Giovanni Nicoló Brocato, un pionero cuyo legado trasciende hasta nuestros días.
Giovanni Nicoló Brocato, nacido en el corazón de Cefalú, Italia, en 1887, emprendió una odisea a los 14 años junto a su familia. Su destino: Honduras. Al desembarcar en el puerto de Omoa, los Brocato no solo buscaban tierras fértiles para cultivar, sino también un nuevo comienzo.
Los Brocato no solo construyeron una familia en Honduras, sino también un linaje de notable influencia. Tras casarse con Rosalice Henderson, Brocato dio vida a nueve hijos, cada uno con una historia digna de ser contada. Desde Salvador, conocido por su cariño filial, hasta Eduardo, el más joven y consentido, cada uno aportó de manera única al tejido familiar.
Más allá de su familia, Giovanni y Rosalice dejaron una marca indeleble en Puerto Cortés. Sus donaciones para la construcción de instituciones educativas y religiosas son testamento de su espíritu altruista. Gracias a ellos, Puerto Cortés se embelleció con el jardín de niños San Isidro, la Escuela Marco Aurelio Soto, y la icónica Iglesia Salvador del Mundo, un homenaje al patrón de Cefalú.
La fiesta más grande de Puerto Cortés, la Noche Veneciana, tiene sus raíces en el deseo de Giovanni Nicoló de homenajear al Santissimo Salvatore, patrono de su Cefalú natal. Años más tarde, esta festividad se ha convertido en un evento que atrae a más de 60,000 visitantes. No es solo una celebración, es el reflejo de cómo una familia puede influir y transformar una comunidad entera.
Incluso, la influencia de Giovanni y la Noche Veneciana ha alcanzado nuevamente a Italia. El Alcalde de Cefalú, Daniele Tumminello, ha extendido su reconocimiento y saludos a Puerto Cortés, reconociendo el legado iniciado por Giovanni.
Giovanni Nicoló Brocato, un hombre de orígenes humildes, ha tejido una historia que une dos naciones. Su legado no solo vive en las calles y edificios de Puerto Cortés, sino en el corazón de su gente. La Noche Veneciana, más que una festividad, es el recordatorio de que, con visión y esfuerzo, se pueden trascender fronteras y generar impacto en generaciones futuras
Puerto Cortés, una joya hondureña con profundos lazos italianos. En el centro de esta conexión se encuentra Giovanni Nicoló Brocato, un pionero cuyo legado trasciende hasta nuestros días.
Giovanni Nicoló Brocato, nacido en el corazón de Cefalú, Italia, en 1887, emprendió una odisea a los 14 años junto a su familia. Su destino: Honduras. Al desembarcar en el puerto de Omoa, los Brocato no solo buscaban tierras fértiles para cultivar, sino también un nuevo comienzo.
Los Brocato no solo construyeron una familia en Honduras, sino también un linaje de notable influencia. Tras casarse con Rosalice Henderson, Brocato dio vida a nueve hijos, cada uno con una historia digna de ser contada. Desde Salvador, conocido por su cariño filial, hasta Eduardo, el más joven y consentido, cada uno aportó de manera única al tejido familiar.
Más allá de su familia, Giovanni y Rosalice dejaron una marca indeleble en Puerto Cortés. Sus donaciones para la construcción de instituciones educativas y religiosas son testamento de su espíritu altruista. Gracias a ellos, Puerto Cortés se embelleció con el jardín de niños San Isidro, la Escuela Marco Aurelio Soto, y la icónica Iglesia Salvador del Mundo, un homenaje al patrón de Cefalú.
La fiesta más grande de Puerto Cortés, la Noche Veneciana, tiene sus raíces en el deseo de Giovanni Nicoló de homenajear al Santissimo Salvatore, patrono de su Cefalú natal. Años más tarde, esta festividad se ha convertido en un evento que atrae a más de 60,000 visitantes. No es solo una celebración, es el reflejo de cómo una familia puede influir y transformar una comunidad entera.
Incluso, la influencia de Giovanni y la Noche Veneciana ha alcanzado nuevamente a Italia. El Alcalde de Cefalú, Daniele Tumminello, ha extendido su reconocimiento y saludos a Puerto Cortés, reconociendo el legado iniciado por Giovanni.
Giovanni Nicoló Brocato, un hombre de orígenes humildes, ha tejido una historia que une dos naciones. Su legado no solo vive en las calles y edificios de Puerto Cortés, sino en el corazón de su gente. La Noche Veneciana, más que una festividad, es el recordatorio de que, con visión y esfuerzo, se pueden trascender fronteras y generar impacto en generaciones futuras
