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CALENDARIO 2026 “VOCES DEL AGUA”
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LA AVENTURA ESPACIAL DE TURÍN

El 100 cumpleaños de la aeronáutica militar ha sido la ocasión para revisar la historia de la aventura del cielo y del espacio. La industria aeroespacial es el florón de la más moderna ingeniería italiana y su futuro, así como su pasado, pasa por Torino. El sitio del aeroclub presenta un libro que es una mina de información sobre el tema. Está disponible online (https://www.aeroclubtorino.it/it/storia/copertina-libro.html), en italiano e inglés, y nos cuenta algo sorprendente, curioso y también divertido. Es sorprendente constatar que, por ejemplo, a principios del siglo XX en un solo año se pasó de unos pocos metros de vuelo al cruce del canal de la Mancha. También, es divertido descubrir que los primeros seres vivientes en elevarse en el aire en mongolfiera en 1783 sin “mover ni ala ni pata” fueron una oveja, un pato y un gallo. Es curioso, además, descubrir que para agilizar los primeros vuelos se inventaron la falda pantalón para las mujeres “voladoras” y el reloj de pulsera para los pilotos. ¡Claro! Porque en 1905-6 los aviones estaban equipados con dos palancas que, mediante tirantes, movían las alas y permitían realizar giros y maniobras de vuelo. Los vuelos duraban unos minutos, levantándose a 8-10 metros del suelo; sacar el reloj de bolsillo, de los que colgaban de una cadenita, para comprobar la hora estando sentados en una silla suspendida en el vacío, era una maniobra demasiado arriesgada. El piloto Santos Dumont tenía un amigo joyero (un tal Cartier) que le solucionó el problema inventando el reloj de pulsera. Para comprobar la verdad de esta leyenda, en la colección Cartier aún se muestra un reloj modelo "Santos". 

El cuento empieza desde la prehistoria para llegar al presente, pasando por los dibujos geniales de Leonardo da Vinci, por la historia de la mongolfiera, los primeros tentativos de vuelo, el desarrollo de un deporte de riesgo y exaltante, el pasaje por dos guerras mundiales. Lo que absolutamente no se debe perder es el capítulo 18 (https://www.aeroclubtorino.it/it/storia/capitolo-18.html)  donde se encuentra la historia del centro de investigación e industria aeroespacial, excelencia turinense, líder del sector en Italia. 

La vocación aeronáutica del vuelo “más pesado que el aire” nació en el área de Turín en los primeros años del siglo XX y se desarrolló concentrándose entre Turín y sus alrededores. Aquí, la industria espacial se formó a partir de las empresas aeronáuticas que contaban con los conocimientos indispensables. Este centro de alta tecnología e innovación es el resultado de la colaboración de Thales Alenia Space, ALTEC, ASI, Leonardo-Finmeccanica y otras excelencias como Microtecnica, Avio Aero, etc., incluyendo el Politécnico de Turín. Aquí se producen partes de la Estación Espacial Internacional, satélites, sondas interplanetarias, experimentos científicos, equipos y centros de apoyo terrestre. Gran parte del componente industrial espacial tiene su origen en una filial de FIAT Aviazione, luego Aeritalia, Alenia Spazio y finalmente Thales Alenia Space, líder ítalo-francés en Europa y una de las principales empresas aeroespaciales del mundo, parte esencial de la Agencia Espacial Europea (ESA). Desde 1988 Italia tiene también su propia Agencia Espacial Italiana que colabora activamente con ESA, NASA, Roscosmos, etc.  

Pasando de la tecnología a los “tecnólogos” y alejándonos un poco de Torino, entre los astronautas que participan en los proyectos internacionales, nuestro orgullo nacional es “Astrosamantha”: Samantha Cristoforetti, clase 1977. En 2015 “AstroSamantha” estableció el récord de permanencia en el espacio (199 días) siendo al mismo tiempo la primera mujer italiana en una misión espacial. ¡Búsquenla en YouTube, en sus divertidos reportajes del espacio! En 2022 fue la primera mujer europea al mando de la Estación Espacial Internacional. En esta misión la acompañó su muñeca Barbie Samantha, para seguir inspirando a las generaciones futuras, específicamente a las mujeres, para que emprendan carreras en el espacio. 

Lucia Bonato

  • LA AVENTURA ESPACIAL DE TURÍN

    El 100 cumpleaños de la aeronáutica militar ha sido la ocasión para revisar la historia de la aventura del cielo y del espacio. La industria aeroespacial es el florón de la más moderna ingeniería italiana y su futuro, así como su pasado, pasa por Torino. El sitio del aeroclub presenta un libro que es una mina de información sobre el tema. Está disponible online (https://www.aeroclubtorino.it/it/storia/copertina-libro.html), en italiano e inglés, y nos cuenta algo sorprendente, curioso y también divertido. Es sorprendente constatar que, por ejemplo, a principios del siglo XX en un solo año se pasó de unos pocos metros de vuelo al cruce del canal de la Mancha. También, es divertido descubrir que los primeros seres vivientes en elevarse en el aire en mongolfiera en 1783 sin “mover ni ala ni pata” fueron una oveja, un pato y un gallo. Es curioso, además, descubrir que para agilizar los primeros vuelos se inventaron la falda pantalón para las mujeres “voladoras” y el reloj de pulsera para los pilotos. ¡Claro! Porque en 1905-6 los aviones estaban equipados con dos palancas que, mediante tirantes, movían las alas y permitían realizar giros y maniobras de vuelo. Los vuelos duraban unos minutos, levantándose a 8-10 metros del suelo; sacar el reloj de bolsillo, de los que colgaban de una cadenita, para comprobar la hora estando sentados en una silla suspendida en el vacío, era una maniobra demasiado arriesgada. El piloto Santos Dumont tenía un amigo joyero (un tal Cartier) que le solucionó el problema inventando el reloj de pulsera. Para comprobar la verdad de esta leyenda, en la colección Cartier aún se muestra un reloj modelo "Santos". 

    El cuento empieza desde la prehistoria para llegar al presente, pasando por los dibujos geniales de Leonardo da Vinci, por la historia de la mongolfiera, los primeros tentativos de vuelo, el desarrollo de un deporte de riesgo y exaltante, el pasaje por dos guerras mundiales. Lo que absolutamente no se debe perder es el capítulo 18 (https://www.aeroclubtorino.it/it/storia/capitolo-18.html)  donde se encuentra la historia del centro de investigación e industria aeroespacial, excelencia turinense, líder del sector en Italia. 

    La vocación aeronáutica del vuelo “más pesado que el aire” nació en el área de Turín en los primeros años del siglo XX y se desarrolló concentrándose entre Turín y sus alrededores. Aquí, la industria espacial se formó a partir de las empresas aeronáuticas que contaban con los conocimientos indispensables. Este centro de alta tecnología e innovación es el resultado de la colaboración de Thales Alenia Space, ALTEC, ASI, Leonardo-Finmeccanica y otras excelencias como Microtecnica, Avio Aero, etc., incluyendo el Politécnico de Turín. Aquí se producen partes de la Estación Espacial Internacional, satélites, sondas interplanetarias, experimentos científicos, equipos y centros de apoyo terrestre. Gran parte del componente industrial espacial tiene su origen en una filial de FIAT Aviazione, luego Aeritalia, Alenia Spazio y finalmente Thales Alenia Space, líder ítalo-francés en Europa y una de las principales empresas aeroespaciales del mundo, parte esencial de la Agencia Espacial Europea (ESA). Desde 1988 Italia tiene también su propia Agencia Espacial Italiana que colabora activamente con ESA, NASA, Roscosmos, etc.  

    Pasando de la tecnología a los “tecnólogos” y alejándonos un poco de Torino, entre los astronautas que participan en los proyectos internacionales, nuestro orgullo nacional es “Astrosamantha”: Samantha Cristoforetti, clase 1977. En 2015 “AstroSamantha” estableció el récord de permanencia en el espacio (199 días) siendo al mismo tiempo la primera mujer italiana en una misión espacial. ¡Búsquenla en YouTube, en sus divertidos reportajes del espacio! En 2022 fue la primera mujer europea al mando de la Estación Espacial Internacional. En esta misión la acompañó su muñeca Barbie Samantha, para seguir inspirando a las generaciones futuras, específicamente a las mujeres, para que emprendan carreras en el espacio. 

    Lucia Bonato