Cada día parece haber más personas interesadas en estudiar un idioma extranjero y, entre ellos, forma parte importante el italiano. Lo interesante es que hablar un nuevo idioma va mucho más allá de memorizar palabras o reglas gramaticales. Quienes deciden aprender italiano, ya sea por herencia, por amor al arte o por necesidad profesional, están también fortaleciendo su mente de formas sorprendentes y ni siquiera están conscientes de ello. Pero ya existen numerosos estudios científicos que confirman que el aprendizaje de idiomas tiene un poderoso impacto en el cerebro y en la cognición. Por eso es válido preguntarnos: ¿fuera del aporte cultural/académico que conocer otro idioma representa, qué ventajas brinda el aprendizaje de un segundo idioma? Revisemos brevemente tales ventajas.
·Favorece el desarrollo de una mayor flexibilidad mental. El italiano, con su riqueza verbal, su estructura gramatical y su musicalidad, obliga al cerebro a adaptarse constantemente. Este proceso mejora lo que los neuropsicólogos llaman flexibilidad cognitiva; es decir, la capacidad de cambiar de pensamiento, adaptarse a nuevas reglas o ver un problema desde distintos ángulos. Según la Dra. Ellen Bialystok, investigadora en bilingüismo de la Universidad de York (Canadá), “los bilingües desarrollan una capacidad superior para manejar la interferencia de estímulos, es decir, para concentrarse en lo relevante y filtrar lo que no importa” (Bialystok, 2011).
·Ayuda a desarrollar una memoria más ágil y duradera. Estudiar italiano implica recordar palabras, tiempos verbales, sonidos nuevos e incluso modismos. Toda esta actividad constituye una especie de gimnasia mental que fortalece la memoria de trabajo, una de las funciones ejecutivas del cerebro que usamos en la vida diaria para tomar decisiones, hacer cálculos mentales o planificar actividades. Un estudio publicado en Frontiers in Psychologyencontró que los adultos que estudiaban una lengua extranjera mejoraban no solo su memoria verbal, sino también su memoria visual y espacial (Antoniou et al., 2013).
·Contribuye a tener mayor atención y concentración. Aprender un idioma como el italiano obliga a prestar atención a detalles que en nuestra lengua materna solemos pasar por alto: el género de las palabras, la concordancia verbal, las entonaciones. Esta atención constante fortalece las redes cerebrales vinculadas a la concentración sostenida. En personas mayores, ayuda a evitar que se dé un deterioro cognitivo. En personas de todas las edades, las ayuda a contrarrestar los efectos negativos de pasar demasiado tiempo en pantallas, cuyo sobreuso se ha relacionado ya con dificultades en la atención y concentración.
·Da lugar a tener una mejor capacidad para resolver problemas. El italiano presenta estructuras lógicas que ayudan a entrenar el pensamiento analítico: el orden de las palabras, el uso de tiempos compuestos, el uso preciso de pronombres y preposiciones. Resolver estas estructuras equivale a resolver pequeños acertijos lingüísticos cada día, lo que se traduce en una mejor capacidad para tomar decisiones, analizar situaciones complejas y pensar en múltiples soluciones.
·Propicia la activación de nuevas conexiones neuronales. La similitud del italiano con el español puede hacer pensar que el italiano es “un idioma fácil”. Pero….veamos rápidamente una breve revisión de algo muy concreto: los artículos. Mientras en español tenemos pocos artículos determinativos (el, la, los, las) en italiano tenemos más (il, la, l’, lo, i, le, gli); en español tenemos cuatro artículos indeterminativos (un, una, unos, unas) mientras en italiano nuevamente tenemos más (un, una, un’, uno, dei, delle, degli). Al estudiar italiano se activan nuevas conexiones neuronales, se estimula el desarrollo cerebral y se accionan funciones cognitivas como el análisis, la atención y la memoria.
¿Existen otras ventajas más allá de las hasta aquí señaladas? Y la respuesta es SÍ. Veamos brevemente tres de ellas:
·Sensibilidad cultural y empatía. Estudiar un idioma no es solo aprender a hablar; es aprender a escuchar desde otra perspectiva. El contacto con expresiones idiomáticas, formas de cortesía y conceptos que pueden ser difíciles de traducir abre la puerta a una mayor empatía y sensibilidad intercultural.
·Una insospechada ventaja es que el aprendizaje de un segundo idioma mejora el uso del primero. Hacer comparaciones ayuda a entender tiempos, preposiciones, etc. Es un hecho probado: se escribe y se habla de una forma más precisa en el propio idioma cuando se estudia un idioma extranjero.
·Conocer idiomas abre la puerta a viajar, a soñar y luego a ver que se concreten estos sueños. Esto nos ayuda a organizarnos: analizar, definir acciones, escoger el destino, ahorrar, preparar un itinerario, y, finalmente, hacer el viaje. Italia es un gran destino; tiene todos los elementos para un viaje inolvidable. Y para que el viaje a Italia sea totalmente aprovechado se recomienda el estudio de su idioma.
¿Otra razón de por qué italiano?
Porque ha sido reconocido como uno de los idiomas más bellos del mundo, con una explicación histórica al respecto (PL Suplemento Vida, 20 de julio 2017, en base a una publicación del 8 de julio, de BBC Mundo). Allí se cita que: “El italiano, como lo conocemos hoy, estaba predestinado a encantar, atraer y seducir. Y se debe a que fue creado por poetas, artistas que dejaron huella en el país al darle forma a su sonido característico.”
Conclusión: aprender italiano no es solo una puerta a la cultura, al arte y a la música. Es también una forma de mantener la mente joven, flexible y despierta. Desde la infancia hasta la vejez, los beneficios cognitivos de hablar otra lengua son reales, medibles y duraderos. En un mundo cada vez más global, dominar una lengua como el italiano no solo es útil: es un regalo para el cerebro y para la vida. Aprender italiano es una inversión en cultura y salud cognitiva. Y lo mejor: nunca es tarde para comenzar.
Lcda. Lilian de Rodríguez
Cada día parece haber más personas interesadas en estudiar un idioma extranjero y, entre ellos, forma parte importante el italiano. Lo interesante es que hablar un nuevo idioma va mucho más allá de memorizar palabras o reglas gramaticales. Quienes deciden aprender italiano, ya sea por herencia, por amor al arte o por necesidad profesional, están también fortaleciendo su mente de formas sorprendentes y ni siquiera están conscientes de ello. Pero ya existen numerosos estudios científicos que confirman que el aprendizaje de idiomas tiene un poderoso impacto en el cerebro y en la cognición. Por eso es válido preguntarnos: ¿fuera del aporte cultural/académico que conocer otro idioma representa, qué ventajas brinda el aprendizaje de un segundo idioma? Revisemos brevemente tales ventajas.
·Favorece el desarrollo de una mayor flexibilidad mental. El italiano, con su riqueza verbal, su estructura gramatical y su musicalidad, obliga al cerebro a adaptarse constantemente. Este proceso mejora lo que los neuropsicólogos llaman flexibilidad cognitiva; es decir, la capacidad de cambiar de pensamiento, adaptarse a nuevas reglas o ver un problema desde distintos ángulos. Según la Dra. Ellen Bialystok, investigadora en bilingüismo de la Universidad de York (Canadá), “los bilingües desarrollan una capacidad superior para manejar la interferencia de estímulos, es decir, para concentrarse en lo relevante y filtrar lo que no importa” (Bialystok, 2011).
·Ayuda a desarrollar una memoria más ágil y duradera. Estudiar italiano implica recordar palabras, tiempos verbales, sonidos nuevos e incluso modismos. Toda esta actividad constituye una especie de gimnasia mental que fortalece la memoria de trabajo, una de las funciones ejecutivas del cerebro que usamos en la vida diaria para tomar decisiones, hacer cálculos mentales o planificar actividades. Un estudio publicado en Frontiers in Psychologyencontró que los adultos que estudiaban una lengua extranjera mejoraban no solo su memoria verbal, sino también su memoria visual y espacial (Antoniou et al., 2013).
·Contribuye a tener mayor atención y concentración. Aprender un idioma como el italiano obliga a prestar atención a detalles que en nuestra lengua materna solemos pasar por alto: el género de las palabras, la concordancia verbal, las entonaciones. Esta atención constante fortalece las redes cerebrales vinculadas a la concentración sostenida. En personas mayores, ayuda a evitar que se dé un deterioro cognitivo. En personas de todas las edades, las ayuda a contrarrestar los efectos negativos de pasar demasiado tiempo en pantallas, cuyo sobreuso se ha relacionado ya con dificultades en la atención y concentración.
·Da lugar a tener una mejor capacidad para resolver problemas. El italiano presenta estructuras lógicas que ayudan a entrenar el pensamiento analítico: el orden de las palabras, el uso de tiempos compuestos, el uso preciso de pronombres y preposiciones. Resolver estas estructuras equivale a resolver pequeños acertijos lingüísticos cada día, lo que se traduce en una mejor capacidad para tomar decisiones, analizar situaciones complejas y pensar en múltiples soluciones.
·Propicia la activación de nuevas conexiones neuronales. La similitud del italiano con el español puede hacer pensar que el italiano es “un idioma fácil”. Pero….veamos rápidamente una breve revisión de algo muy concreto: los artículos. Mientras en español tenemos pocos artículos determinativos (el, la, los, las) en italiano tenemos más (il, la, l’, lo, i, le, gli); en español tenemos cuatro artículos indeterminativos (un, una, unos, unas) mientras en italiano nuevamente tenemos más (un, una, un’, uno, dei, delle, degli). Al estudiar italiano se activan nuevas conexiones neuronales, se estimula el desarrollo cerebral y se accionan funciones cognitivas como el análisis, la atención y la memoria.
¿Existen otras ventajas más allá de las hasta aquí señaladas? Y la respuesta es SÍ. Veamos brevemente tres de ellas:
·Sensibilidad cultural y empatía. Estudiar un idioma no es solo aprender a hablar; es aprender a escuchar desde otra perspectiva. El contacto con expresiones idiomáticas, formas de cortesía y conceptos que pueden ser difíciles de traducir abre la puerta a una mayor empatía y sensibilidad intercultural.
·Una insospechada ventaja es que el aprendizaje de un segundo idioma mejora el uso del primero. Hacer comparaciones ayuda a entender tiempos, preposiciones, etc. Es un hecho probado: se escribe y se habla de una forma más precisa en el propio idioma cuando se estudia un idioma extranjero.
·Conocer idiomas abre la puerta a viajar, a soñar y luego a ver que se concreten estos sueños. Esto nos ayuda a organizarnos: analizar, definir acciones, escoger el destino, ahorrar, preparar un itinerario, y, finalmente, hacer el viaje. Italia es un gran destino; tiene todos los elementos para un viaje inolvidable. Y para que el viaje a Italia sea totalmente aprovechado se recomienda el estudio de su idioma.
¿Otra razón de por qué italiano?
Porque ha sido reconocido como uno de los idiomas más bellos del mundo, con una explicación histórica al respecto (PL Suplemento Vida, 20 de julio 2017, en base a una publicación del 8 de julio, de BBC Mundo). Allí se cita que: “El italiano, como lo conocemos hoy, estaba predestinado a encantar, atraer y seducir. Y se debe a que fue creado por poetas, artistas que dejaron huella en el país al darle forma a su sonido característico.”
Conclusión: aprender italiano no es solo una puerta a la cultura, al arte y a la música. Es también una forma de mantener la mente joven, flexible y despierta. Desde la infancia hasta la vejez, los beneficios cognitivos de hablar otra lengua son reales, medibles y duraderos. En un mundo cada vez más global, dominar una lengua como el italiano no solo es útil: es un regalo para el cerebro y para la vida. Aprender italiano es una inversión en cultura y salud cognitiva. Y lo mejor: nunca es tarde para comenzar.
Lcda. Lilian de Rodríguez