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¿POR DÓNDE VA ITALIA?

El Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT) anuncia los datos relativos al año 2024. Es una fotografía a 360 grados del camino realizado y de la dirección que está tomando el país. A pesar de la inestabilidad de estos últimos años, en 2024 la economía italiana creció un 0,7%, pero de manera desigual a lo largo del año, registrando en el cuarto trimestre un crecimiento nulo. Considerando que el gobierno había establecido un objetivo del 1% para 2024, este estancamiento plantea desafíos para las previsiones de crecimiento en 2025.

Las cosas no son mejores desde el punto de vista demográfico, donde se habla de "invierno demográfico", o de glaciación para los más catastrofistas.

En su nacimiento (1861), el Reino de Italia contaba con una población de poco más de 28 millones. A finales del siglo XIX la mortalidad infantil y la emigración al extranjero ralentizaron el crecimiento, pero después, y hasta los años setenta del siglo XX, el aumento poblacional, a pesar de las pérdidas humanas causadas por las dos Guerras Mundiales, fue más sostenido. 1976 fue el último año con balance positivo entre nacimientos y defunciones (1,2 hijos por mujer). Entre 1981 y 2001, la población residente se mantuvo casi sin cambios gracias a la inmigración; pero desde 2015, ésta ya no ha sido suficiente para compensar el saldo natural negativo. La población en Italia ha pasado de 60.795.612 a 58.997.201 entre 2014 y 2022. Los extranjeros representan el 9% del total.

En las últimas décadas, el número promedio de nacimientos por mujer no para de bajar; este descenso contribuye al envejecimiento de la  población que registra el 24% de personas mayores de 65 años. Es  evidente la necesidad de políticas que impulsen el crecimiento económico sostenible y contrasten las tendencias demográficas actuales. ¡Las dos cosas van de la mano!

De hecho la visión futura de los jóvenes italianos está influenciada por diversos factores sociales, económicos y políticos.

En general, las jóvenes generaciones se enfrentan a desafíos importantes: el desempleo, la crisis de la globalización, la sostenibilidad ambiental y los avances tecnológicos, considerando la inteligencia artificial una espada de doble filo: una grande ayuda y una amenaza igualmente grande. 

Veamos en el detalle: la fuga de cerebros es el tema más preocupante porque el país invierte en la formación de varias profesionaliades pero después el mundo de la investigación y de las empresas de alto nivel no son capaces de valorár económicamente y socialmente a los expertos.

Por otra parte, el mundo laboral se queja de la imposibilidad de encontrar trabajadores que llenen los puestos disponibles. Tecnicamente se define "mismatch" el desequilibrio entre demanda y oferta de empleo. Un examen más atento de la questión a impulsado el mejoramiento de las escuelas de formación profesional (hasta ahora consideradas de nivel social inferior). El segundo motivo del mismatch, sobre todo en el marco de la restauración, es el salario inadecuado y el horario de trabajo demasiado largo. Los jovenes quieren poder contar un trabajo que asegure una calidad de vida, tiempo libre y poco estrés.

El desempleo juvenil ha sido históricamente alto, especialmente en el sur del país. Por ello muchos jóvenes están comenzando a buscar nuevas formas de empleo, trabajos flexibles que se adapten a sus intereses también a través de la economía digital, las startups y el trabajo autónomo, a veces con un regreso a la tierra. La alternativa es la emigración, que no es la emigración histórica de gente sencilla y sin formación técnica, tecnológica y cultural: ahora el fenómeno se define "fuga de cerebros". Globalización y educación alimentan las oportunidades de estudiar en el extranjero y formar parte de una comunidad global. Esto les brinda a los jovenes una perspectiva internacional y abre puertas a trabajos en empresas multinacionales o al extranjero donde la formación italiana es muy apreciada, y reconcida desde el punto de vista salarial. Tecnología y sostenibilidad son dos conceptos fundamentales que guiarán la evolución del estilo de vida y de la formación profesional de la sociedad futura. 

La visión de los jóvenes italianos tiene que ser dinámica, conectada con el mundo global, pero también muy arraigada en la rica cultura y tradición del país. 

Lucia Bonato


  • ¿POR DÓNDE VA ITALIA?

    El Instituto Nacional de Estadística de Italia (ISTAT) anuncia los datos relativos al año 2024. Es una fotografía a 360 grados del camino realizado y de la dirección que está tomando el país. A pesar de la inestabilidad de estos últimos años, en 2024 la economía italiana creció un 0,7%, pero de manera desigual a lo largo del año, registrando en el cuarto trimestre un crecimiento nulo. Considerando que el gobierno había establecido un objetivo del 1% para 2024, este estancamiento plantea desafíos para las previsiones de crecimiento en 2025.

    Las cosas no son mejores desde el punto de vista demográfico, donde se habla de "invierno demográfico", o de glaciación para los más catastrofistas.

    En su nacimiento (1861), el Reino de Italia contaba con una población de poco más de 28 millones. A finales del siglo XIX la mortalidad infantil y la emigración al extranjero ralentizaron el crecimiento, pero después, y hasta los años setenta del siglo XX, el aumento poblacional, a pesar de las pérdidas humanas causadas por las dos Guerras Mundiales, fue más sostenido. 1976 fue el último año con balance positivo entre nacimientos y defunciones (1,2 hijos por mujer). Entre 1981 y 2001, la población residente se mantuvo casi sin cambios gracias a la inmigración; pero desde 2015, ésta ya no ha sido suficiente para compensar el saldo natural negativo. La población en Italia ha pasado de 60.795.612 a 58.997.201 entre 2014 y 2022. Los extranjeros representan el 9% del total.

    En las últimas décadas, el número promedio de nacimientos por mujer no para de bajar; este descenso contribuye al envejecimiento de la  población que registra el 24% de personas mayores de 65 años. Es  evidente la necesidad de políticas que impulsen el crecimiento económico sostenible y contrasten las tendencias demográficas actuales. ¡Las dos cosas van de la mano!

    De hecho la visión futura de los jóvenes italianos está influenciada por diversos factores sociales, económicos y políticos.

    En general, las jóvenes generaciones se enfrentan a desafíos importantes: el desempleo, la crisis de la globalización, la sostenibilidad ambiental y los avances tecnológicos, considerando la inteligencia artificial una espada de doble filo: una grande ayuda y una amenaza igualmente grande. 

    Veamos en el detalle: la fuga de cerebros es el tema más preocupante porque el país invierte en la formación de varias profesionaliades pero después el mundo de la investigación y de las empresas de alto nivel no son capaces de valorár económicamente y socialmente a los expertos.

    Por otra parte, el mundo laboral se queja de la imposibilidad de encontrar trabajadores que llenen los puestos disponibles. Tecnicamente se define "mismatch" el desequilibrio entre demanda y oferta de empleo. Un examen más atento de la questión a impulsado el mejoramiento de las escuelas de formación profesional (hasta ahora consideradas de nivel social inferior). El segundo motivo del mismatch, sobre todo en el marco de la restauración, es el salario inadecuado y el horario de trabajo demasiado largo. Los jovenes quieren poder contar un trabajo que asegure una calidad de vida, tiempo libre y poco estrés.

    El desempleo juvenil ha sido históricamente alto, especialmente en el sur del país. Por ello muchos jóvenes están comenzando a buscar nuevas formas de empleo, trabajos flexibles que se adapten a sus intereses también a través de la economía digital, las startups y el trabajo autónomo, a veces con un regreso a la tierra. La alternativa es la emigración, que no es la emigración histórica de gente sencilla y sin formación técnica, tecnológica y cultural: ahora el fenómeno se define "fuga de cerebros". Globalización y educación alimentan las oportunidades de estudiar en el extranjero y formar parte de una comunidad global. Esto les brinda a los jovenes una perspectiva internacional y abre puertas a trabajos en empresas multinacionales o al extranjero donde la formación italiana es muy apreciada, y reconcida desde el punto de vista salarial. Tecnología y sostenibilidad son dos conceptos fundamentales que guiarán la evolución del estilo de vida y de la formación profesional de la sociedad futura. 

    La visión de los jóvenes italianos tiene que ser dinámica, conectada con el mundo global, pero también muy arraigada en la rica cultura y tradición del país. 

    Lucia Bonato