LA EXCELENCIA DEL MADE IN ITALY EN EL DEPORTE:
EL CINE Y LA MOLE EN TURÍN
PATROCINADORES 39° EDICIÓN
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Cantina Antinori Una viaje entre la tradición, la contemporaneidad y el futuro

Después de la pandemia es necesario reflexionar y agradecer la posibilidad y el privilegio de estar vivo y poder salir de nuevo, ya sea a caminar por la ciudad o por el mundo, entendiendo que el viajar es una oportunidad para activar la curiosidad, observar, analizar, cuestionar y activar procesos intelectuales que permiten intercambiar ideas y aprender.  

Recientemente se realizó la visita a la emblemática casa Marchesi Antinori, en esta ocasión a sus espectaculares instalaciones de Antinori nel Chianti Classico en Bargino, San Casciano in Val di Pesa, bajo el maravilloso sol de la Toscana, al sur de Florencia sobre la ruta a Siena, a pocos minutos en autobús o a una hora en bicicleta o más si uno se detiene a gozar del paisaje.

Para una familia con una tradición de más de 600 años y 26 generaciones dedicados a la producción de vino, la idea principal en este proyecto consiste en crear una conexión con el futuro. En estos días que se puede conseguir toda la información necesaria en internet, realidad virtual o realidad aumentada, es importante generar las condiciones para propiciar una experiencia real, y es con ese espíritu que han abierto al público este espectacular espacio. 

El conjunto se emplaza e inserta en una colina donde en primer plano y como principal protagonista aparecen los viñedos, a solicitud del Marqués Antinori sin una fachada tradicional, pues su deseo es que el viñedo mismo sea el inicio de un hilo conductor de una historia que poco a poco va contando una tradición, la historia de la familia, la cultura del vino y el lugar, propiciando en cada uno de los ambientes una experiencia estética a través de sensaciones y emociones.

Marco Casamonti, socio fundador del Estudio Archea Associati, logra con su diseño arquitectónico, integrar el programa de necesidades espaciales, la ancestral tradición cultural de producción vinícola íntimamente ligada al paisaje en una propuesta que además fusiona tradición y modernidad, sostenibilidad y futuro, demostrando que es posible reinventar y traducir a lenguaje espacial el espíritu emprendedor de una cantina familiar con más de 600 años de historia, pero enfocado en una transformación de recursos de manera responsable lo cual representa oportunidades culturales, ambientales y económicas de cara a los desafíos del futuro.

Casamonti utiliza una paleta de materiales locales que evocan metafóricamente la tierra, usando arcilla local para elaborar las bóvedas de almacenaje, donde los barriles de añejamiento son protegidos por este material que contribuye a generar la temperatura adecuada y cumplir con las exigencias que demandan los procesos de producción, pero sin consumir energía artificial para el efecto, lo cual además de generar una experiencia espacial con expresiones de belleza, también hace una infraestructura eficiente, muy coherente con la sostenibilidad.

Las variables cromáticas seleccionadas son tonos cálidos vinculados a la relación de la actividad vinícola con el paisaje, el terracota, la madera, el acero corten, contribuyen a mimetizar de manera elegante el edificio en la colina, las instalaciones son atravesadas por una serie de ventanas al cielo que permiten el ingreso de iluminación natural a los diferentes niveles.

Todo el edificio es de una factura impecable; sin embargo, llama particularmente la atención la escalera principal en acero corten, un juego geométrico que atraviesa y comunica las distintas plantas, convirtiendo un elemento arquitectónico necesario en una obra de arte.

Si el Tignanello es el vino que mejor representa esta casa, en La Vigna sul Tetto, llamado así en honor a esta edificación, se refleja todo el espíritu de creatividad e innovación que de la mano con la tradición demuestra que emprendedores comprometidos con la cultura, el ambiente y los recursos pueden contribuir a la sostenibilidad y regeneración de los ecosistemas que habitamos. 

Raúl Monterroso



  • Cantina Antinori Una viaje entre la tradición, la contemporaneidad y el futuro

    Después de la pandemia es necesario reflexionar y agradecer la posibilidad y el privilegio de estar vivo y poder salir de nuevo, ya sea a caminar por la ciudad o por el mundo, entendiendo que el viajar es una oportunidad para activar la curiosidad, observar, analizar, cuestionar y activar procesos intelectuales que permiten intercambiar ideas y aprender.  

    Recientemente se realizó la visita a la emblemática casa Marchesi Antinori, en esta ocasión a sus espectaculares instalaciones de Antinori nel Chianti Classico en Bargino, San Casciano in Val di Pesa, bajo el maravilloso sol de la Toscana, al sur de Florencia sobre la ruta a Siena, a pocos minutos en autobús o a una hora en bicicleta o más si uno se detiene a gozar del paisaje.

    Para una familia con una tradición de más de 600 años y 26 generaciones dedicados a la producción de vino, la idea principal en este proyecto consiste en crear una conexión con el futuro. En estos días que se puede conseguir toda la información necesaria en internet, realidad virtual o realidad aumentada, es importante generar las condiciones para propiciar una experiencia real, y es con ese espíritu que han abierto al público este espectacular espacio. 

    El conjunto se emplaza e inserta en una colina donde en primer plano y como principal protagonista aparecen los viñedos, a solicitud del Marqués Antinori sin una fachada tradicional, pues su deseo es que el viñedo mismo sea el inicio de un hilo conductor de una historia que poco a poco va contando una tradición, la historia de la familia, la cultura del vino y el lugar, propiciando en cada uno de los ambientes una experiencia estética a través de sensaciones y emociones.

    Marco Casamonti, socio fundador del Estudio Archea Associati, logra con su diseño arquitectónico, integrar el programa de necesidades espaciales, la ancestral tradición cultural de producción vinícola íntimamente ligada al paisaje en una propuesta que además fusiona tradición y modernidad, sostenibilidad y futuro, demostrando que es posible reinventar y traducir a lenguaje espacial el espíritu emprendedor de una cantina familiar con más de 600 años de historia, pero enfocado en una transformación de recursos de manera responsable lo cual representa oportunidades culturales, ambientales y económicas de cara a los desafíos del futuro.

    Casamonti utiliza una paleta de materiales locales que evocan metafóricamente la tierra, usando arcilla local para elaborar las bóvedas de almacenaje, donde los barriles de añejamiento son protegidos por este material que contribuye a generar la temperatura adecuada y cumplir con las exigencias que demandan los procesos de producción, pero sin consumir energía artificial para el efecto, lo cual además de generar una experiencia espacial con expresiones de belleza, también hace una infraestructura eficiente, muy coherente con la sostenibilidad.

    Las variables cromáticas seleccionadas son tonos cálidos vinculados a la relación de la actividad vinícola con el paisaje, el terracota, la madera, el acero corten, contribuyen a mimetizar de manera elegante el edificio en la colina, las instalaciones son atravesadas por una serie de ventanas al cielo que permiten el ingreso de iluminación natural a los diferentes niveles.

    Todo el edificio es de una factura impecable; sin embargo, llama particularmente la atención la escalera principal en acero corten, un juego geométrico que atraviesa y comunica las distintas plantas, convirtiendo un elemento arquitectónico necesario en una obra de arte.

    Si el Tignanello es el vino que mejor representa esta casa, en La Vigna sul Tetto, llamado así en honor a esta edificación, se refleja todo el espíritu de creatividad e innovación que de la mano con la tradición demuestra que emprendedores comprometidos con la cultura, el ambiente y los recursos pueden contribuir a la sostenibilidad y regeneración de los ecosistemas que habitamos. 

    Raúl Monterroso