Entre las últimas décadas del siglo XIX y el principio del XX, el positivismo triunfava en Europa y Torino, primera capital del recien nacido Reino de Italia, se destacaba por su vivacidad en el campo científico, tecnológico e industrial, un centro de innovación sostenido por una burguesía culta, interesada en favorecer también el desarrollo artístico. Gracias a este terreno muy fértil y a su proximidad geográfica y cultural con Francia, Turín se volvió la cuna del cine italiano.
El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Louis y Auguste Lumière proyectaron sus cortometrajes en el Grand Café de París, gracias al "cinématographe", un dispositivo capaz de grabar y proyectar imágenes en movimiento. Esta fecha queda registrada como nacimiento oficial de una nueva forma de entretenimiento, a pesar de los múltiples experimentos de inventores americanos y europeos, Thomas Edison entre otros, que ya habían presentado cort(ísim)ometráges delante de un público pagante.
Pocos meses después, en marzo de 1896, se realizó en Turín la primera proyección cinematográfica. El entusiasmo creciente hizo que en 1908 los estudios cinematográficos nacidos en Turín producieran el 60 % de las películas italianas. La Exposición Universal de 1911 consolidó la ciudad como centro internacional para la cultura visual, anticipando el concepto de los festivales de cine.
Años después, Mussolini comprendió la importancia de los nuevos medios de comunicación: en 1924 nació en Turín la Unión Radiofónica Italiana (URI) y en 1937 Mussolini fundó en Roma Cinecittà, proyecto destinado a impulsar la industria cinematográfica italiana en competición con Hollywood que se iba afirmando como centro de producción masiva de películas.
En los mismos años Maria Adriana Prolo, apasionada estudiosa de cine, coleccionaba en Turín objetos, aparatos, fotografías, películas pensando en una fundación o un museo, una idea que se realizó poco a poco hasta tomar su forma definitiva en el año 2000, cuando se inauguró definitivamente el Museo Nazionale del Cinema en la Mole Antonelliana, el monumento símbolo de la ciudad.
El arquitecto escenógrafo suizo François Confino fue encargado del montaje del museo que recorre la historia de la industria cinematográfica desde su arqueología hasta la actualidad, adaptándose a la singularidad del lugar: Capilla central y varias Capillas alrededor, subiendo en espiral a lo largo de la cúpula. ¿Capillas? Sí, porque el destino original de esta cúpula era de ser sinagoga.
Diseñada por Alessandro Antonelli, arquitecto de fe judía, autorizada en 1863 como un nuevo templo con una amplia parte inferior, la Mole (mole quiere decir un gran tamaño) tenía que incluir el lugar sagrado y una escuela interna, para culminar con una cúpula de base cuadrada hasta no más de 50 metros. Con el tiempo, el proyecto se hizo más ambicioso, generando costos adicionales importantes para reforzar y consolidar un edificio más alto y más audaz de lo que se había previsto. La comunidad judía no apreció los cambios y cedió la estructura a la Municipalidad. Cuando fue inaugurada en 1889, solo unos días después de la Tour Eiffel, la Mole medía 167,5 metros y durante años fue la construcción en albañilería más alta de Europa. En el centro, un ascensor lleva a los visitantes a 85 m., para admirar un panorama a 360° sobre la ciudad y los Alpes.
No solo museo, pues en 1982 nació el Festival Cinema Giovani y en 1997 se inauguró el Torino Film Festival (TFF), un referente a nivel internacional especialmente para el cine experimental, a lado de los varios festivales temáticos propuestos (Torino Gay & Lesbian Filmfestival, Lovers Filmfestival, Cinema delle Donne, Sottodiciotto Filmfestival, Cinemambiente y otros).
Hace unos años, Jayro Bustamante, cineasta guatemalteco muy reconocido, presentó sus películas en festivales europeos y su obra La Llorona se proyectó también al TFF.
El Torino Film Festival 2025 se celebrará del 21 al 29 de noviembre. Se aceptan largometrajes, documentales y cortometrajes de todo el mundo, inscripciones hasta el 5 de septiembre.
Todavía queda tiempo para inscribirse!
Lucia Bonato
Entre las últimas décadas del siglo XIX y el principio del XX, el positivismo triunfava en Europa y Torino, primera capital del recien nacido Reino de Italia, se destacaba por su vivacidad en el campo científico, tecnológico e industrial, un centro de innovación sostenido por una burguesía culta, interesada en favorecer también el desarrollo artístico. Gracias a este terreno muy fértil y a su proximidad geográfica y cultural con Francia, Turín se volvió la cuna del cine italiano.
El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Louis y Auguste Lumière proyectaron sus cortometrajes en el Grand Café de París, gracias al "cinématographe", un dispositivo capaz de grabar y proyectar imágenes en movimiento. Esta fecha queda registrada como nacimiento oficial de una nueva forma de entretenimiento, a pesar de los múltiples experimentos de inventores americanos y europeos, Thomas Edison entre otros, que ya habían presentado cort(ísim)ometráges delante de un público pagante.
Pocos meses después, en marzo de 1896, se realizó en Turín la primera proyección cinematográfica. El entusiasmo creciente hizo que en 1908 los estudios cinematográficos nacidos en Turín producieran el 60 % de las películas italianas. La Exposición Universal de 1911 consolidó la ciudad como centro internacional para la cultura visual, anticipando el concepto de los festivales de cine.
Años después, Mussolini comprendió la importancia de los nuevos medios de comunicación: en 1924 nació en Turín la Unión Radiofónica Italiana (URI) y en 1937 Mussolini fundó en Roma Cinecittà, proyecto destinado a impulsar la industria cinematográfica italiana en competición con Hollywood que se iba afirmando como centro de producción masiva de películas.
En los mismos años Maria Adriana Prolo, apasionada estudiosa de cine, coleccionaba en Turín objetos, aparatos, fotografías, películas pensando en una fundación o un museo, una idea que se realizó poco a poco hasta tomar su forma definitiva en el año 2000, cuando se inauguró definitivamente el Museo Nazionale del Cinema en la Mole Antonelliana, el monumento símbolo de la ciudad.
El arquitecto escenógrafo suizo François Confino fue encargado del montaje del museo que recorre la historia de la industria cinematográfica desde su arqueología hasta la actualidad, adaptándose a la singularidad del lugar: Capilla central y varias Capillas alrededor, subiendo en espiral a lo largo de la cúpula. ¿Capillas? Sí, porque el destino original de esta cúpula era de ser sinagoga.
Diseñada por Alessandro Antonelli, arquitecto de fe judía, autorizada en 1863 como un nuevo templo con una amplia parte inferior, la Mole (mole quiere decir un gran tamaño) tenía que incluir el lugar sagrado y una escuela interna, para culminar con una cúpula de base cuadrada hasta no más de 50 metros. Con el tiempo, el proyecto se hizo más ambicioso, generando costos adicionales importantes para reforzar y consolidar un edificio más alto y más audaz de lo que se había previsto. La comunidad judía no apreció los cambios y cedió la estructura a la Municipalidad. Cuando fue inaugurada en 1889, solo unos días después de la Tour Eiffel, la Mole medía 167,5 metros y durante años fue la construcción en albañilería más alta de Europa. En el centro, un ascensor lleva a los visitantes a 85 m., para admirar un panorama a 360° sobre la ciudad y los Alpes.
No solo museo, pues en 1982 nació el Festival Cinema Giovani y en 1997 se inauguró el Torino Film Festival (TFF), un referente a nivel internacional especialmente para el cine experimental, a lado de los varios festivales temáticos propuestos (Torino Gay & Lesbian Filmfestival, Lovers Filmfestival, Cinema delle Donne, Sottodiciotto Filmfestival, Cinemambiente y otros).
Hace unos años, Jayro Bustamante, cineasta guatemalteco muy reconocido, presentó sus películas en festivales europeos y su obra La Llorona se proyectó también al TFF.
El Torino Film Festival 2025 se celebrará del 21 al 29 de noviembre. Se aceptan largometrajes, documentales y cortometrajes de todo el mundo, inscripciones hasta el 5 de septiembre.
Todavía queda tiempo para inscribirse!
Lucia Bonato