Hace años, cuando vivía en Paris, una noche me encontré con una amiga italiana y decidimos salir a comer una crêpe. Allì, mientras esperábamos nuestro turno charlando en italiano, una señora nos sugirió probar la crêpe de Nutella, “un produit français au goût superlatif”. “Disculpe, Señora, usted se equivoca: Nutella, Ferrero, ¡es definitivamente italiano!” La señora siguió insistiendo y le costó mucho aceptar por fin la nueva verdad. Eh, querida señora, ¡no me toque mi Nutella! El sabor de una época, el dulce sabor de la infancia de muchas generaciones... Sí, pero ¿cuántas generaciones?
El mes pasado encontré la respuesta en un periódico turinés: el 20 de abril de 2025 Nutella celebró sus 61 años de edad. La historia empezó en 1942 en Alba (a 70 km de Torino) en Piamonte, en la region llamada Langhe, tierra de avellanas, de trufas, de vino, de vermouth, de paladares que saben apreciar las caricias del buen gusto. En su laboratorio artesanal de chocolate y pasteleria, Pietro Ferrero perfeccionó el chocolate gianduia inventado por Caffarel en Torino a principios del siglo XIX: lo transformó en Pasta Gianduiot, después en Supercrema, hasta llegar a la Nutella, nombre sincrético entre inglés e Italiano, (nut, la avellana, -ella, sufijo diminutivo y de cariño) inventado por Michele Ferrero, hijo de Pietro.
Desde el principio Nutella fue mucho más que un producto alimenticio, fue un manifiesto del boom económico, un mensaje suave que pronto se volvió internacional, pues el visionario emprendedor pasó rapidamente de la provincia italiana a la produccion al extranjero, abriendo fábricas en Alemania, Francia, Irlanda, Polonia y otros paises en Europa, Australia, América, Asia... Nutella no es solo un tarro de crema untable, es la alegría del desayuno y de la merienda, el gusto del pecado cuando a escondidas se roba una cucharadita de crema en el mero mero centro del bote, para que parezca siempre lleno. Nutella es mucho más que una marca: es el postre de la movilidad social, el equivalente alimentario de un Fiat 500: barato, democrático, deseable por una clase media en ascenso. El chocolate, producto muy caro, se vuelve accesible a todos en forma de crema; si todos comemos la misma pasta para untar, ya no somos tan diferentes!
Nutella evoluciona con el país adaptándose a los tiempos: envase, etiqueta, formato, publicidad... Con el tiempo, Nutella sigue las curvas de la economía aún cuando, lejos de los rituales colectivos, la nueva era del consumo individualista se traduce en las pequeñas bandejas monodosis, cuando llegan las críticas de los que pueden permitirse alimentos orgánicos o de los que condenan el aceite de palma. Nutella ha sido y sigue siendo un verdadero fenómeno cultural y como tal ha sido celebrado en varios contextos: desde Giorgio Gaber que cantaba "Si el chocolate suizo es de derecha / La Nutella sigue siendo de izquierda" (Derecha-Izquierda, 1995), a Nanni Moretti que en la película Bianca (1984) ahoga su incapacidad de ser feliz en un gigantesco tarro de Nutella, hasta la genial parodia literaria en latín macarrónico de Riccardo Cassini Nutella Nutellae (1993), inspirada por el De bello gallico de Julio César: "Gallia est omnis divisa in partes tres [...]" se vuelve "Nutella omnia divisa est in partes tres: Unum: Nutella in vaschetta plasticae. Duum: Nutella in vitreis bicchieribus custodita. [...]" seguido por "De inutilitate nascondimenti barattolorum Nutellæ ab illusibus mammibus".
Es claro que 61 años no son más que el principio de la adolescencia... Y entonces el pasado 20 de abril no se ha celebrado solamente un tarro, sino mucho más: un sueño con sabor a avellana, untado en la historia.
Lucia Bonato
Hace años, cuando vivía en Paris, una noche me encontré con una amiga italiana y decidimos salir a comer una crêpe. Allì, mientras esperábamos nuestro turno charlando en italiano, una señora nos sugirió probar la crêpe de Nutella, “un produit français au goût superlatif”. “Disculpe, Señora, usted se equivoca: Nutella, Ferrero, ¡es definitivamente italiano!” La señora siguió insistiendo y le costó mucho aceptar por fin la nueva verdad. Eh, querida señora, ¡no me toque mi Nutella! El sabor de una época, el dulce sabor de la infancia de muchas generaciones... Sí, pero ¿cuántas generaciones?
El mes pasado encontré la respuesta en un periódico turinés: el 20 de abril de 2025 Nutella celebró sus 61 años de edad. La historia empezó en 1942 en Alba (a 70 km de Torino) en Piamonte, en la region llamada Langhe, tierra de avellanas, de trufas, de vino, de vermouth, de paladares que saben apreciar las caricias del buen gusto. En su laboratorio artesanal de chocolate y pasteleria, Pietro Ferrero perfeccionó el chocolate gianduia inventado por Caffarel en Torino a principios del siglo XIX: lo transformó en Pasta Gianduiot, después en Supercrema, hasta llegar a la Nutella, nombre sincrético entre inglés e Italiano, (nut, la avellana, -ella, sufijo diminutivo y de cariño) inventado por Michele Ferrero, hijo de Pietro.
Desde el principio Nutella fue mucho más que un producto alimenticio, fue un manifiesto del boom económico, un mensaje suave que pronto se volvió internacional, pues el visionario emprendedor pasó rapidamente de la provincia italiana a la produccion al extranjero, abriendo fábricas en Alemania, Francia, Irlanda, Polonia y otros paises en Europa, Australia, América, Asia... Nutella no es solo un tarro de crema untable, es la alegría del desayuno y de la merienda, el gusto del pecado cuando a escondidas se roba una cucharadita de crema en el mero mero centro del bote, para que parezca siempre lleno. Nutella es mucho más que una marca: es el postre de la movilidad social, el equivalente alimentario de un Fiat 500: barato, democrático, deseable por una clase media en ascenso. El chocolate, producto muy caro, se vuelve accesible a todos en forma de crema; si todos comemos la misma pasta para untar, ya no somos tan diferentes!
Nutella evoluciona con el país adaptándose a los tiempos: envase, etiqueta, formato, publicidad... Con el tiempo, Nutella sigue las curvas de la economía aún cuando, lejos de los rituales colectivos, la nueva era del consumo individualista se traduce en las pequeñas bandejas monodosis, cuando llegan las críticas de los que pueden permitirse alimentos orgánicos o de los que condenan el aceite de palma. Nutella ha sido y sigue siendo un verdadero fenómeno cultural y como tal ha sido celebrado en varios contextos: desde Giorgio Gaber que cantaba "Si el chocolate suizo es de derecha / La Nutella sigue siendo de izquierda" (Derecha-Izquierda, 1995), a Nanni Moretti que en la película Bianca (1984) ahoga su incapacidad de ser feliz en un gigantesco tarro de Nutella, hasta la genial parodia literaria en latín macarrónico de Riccardo Cassini Nutella Nutellae (1993), inspirada por el De bello gallico de Julio César: "Gallia est omnis divisa in partes tres [...]" se vuelve "Nutella omnia divisa est in partes tres: Unum: Nutella in vaschetta plasticae. Duum: Nutella in vitreis bicchieribus custodita. [...]" seguido por "De inutilitate nascondimenti barattolorum Nutellæ ab illusibus mammibus".
Es claro que 61 años no son más que el principio de la adolescencia... Y entonces el pasado 20 de abril no se ha celebrado solamente un tarro, sino mucho más: un sueño con sabor a avellana, untado en la historia.
Lucia Bonato