Defenderse de las inundaciones, de los daños causados por los terremotos, las erupciones volcánicas, proteger las obras de infraestructura y de ingeniería se ha convertido hoy no sólo en una necesidad sino en un imperativo para quienes tienen la responsabilidad de gobernar el territorio, garantizando la seguridad y protección de las personas, los hogares, obras de ingeniería civil.
En los últimos años hemos asistido, con creciente frecuencia, a la aparición de eventos meteorológicos caracterizados por precipitaciones muy intensas, ciclones, tornados asociados a inundaciones, deslizamientos de tierra, etc.
Aunque no es posible atribuir cada evento a los complejos fenómenos meteorológicos y climáticos que caracterizan el cambio global, no hay duda de que este cambio aumenta la probabilidad de eventos climáticos extremos.
Hay varias razones por las que el cambio climático afecta la probabilidad y la "severidad" de eventos climáticos extremos; un clima cambiante afecta y provoca cambios en la frecuencia, intensidad, extensión espacial, duración y sincronización de los eventos meteorológicos.
Un fenómeno meteorológico concreto se define como "evento meteorológico extremo" cuando se desvía significativamente del modelo meteorológico medio de una zona y, por tanto, es "inusualmente grave".
Sabemos bien que la llamada variabilidad climática se refiere tanto a los valores medios de las variables consideradas como a su distribución estadística y a los valores extremos.
Los fenómenos extremos están cada vez más asociados a largos períodos de sequía que hacen que los territorios sean aún más vulnerables, favoreciendo, por ejemplo, grandes incendios forestales o amplificando los fenómenos de inestabilidad hidrogeológica cuando llegan las lluvias.
El conocimiento de todas estas variables se vuelve, por tanto, relevante, si no indispensable, para evaluar, de la forma más correcta posible, los impactos que estos fenómenos naturales provocan en los entornos antropizados, permitiendo implementar adecuadas estrategias de adaptación y defensa. Intentando así mitigar las consecuencias sobre el territorio, sobre la salud y el bienestar de la población, sobre las actividades económicas y sobre la sociedad, en general.
En la zona de Centroamérica y Sudamérica, según numerosos estudios, el fenómeno climático conocido como El Niño aumentará la frecuencia de eventos climáticos extremos. Entre 1991 y 2022, los ciclones tropicales se volvieron más fuertes y destructivos. Sólo durante 2022, las inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por fuertes lluvias han causado cientos de muertes y miles de millones de dólares en pérdidas económicas en toda la región. Los huracanes Fiona, Lisa e Ian causaron daños extremadamente graves en Centroamérica y el Caribe. Los episodios de sequía afectarán intensamente a sectores económicos como la agricultura, la energía, el transporte y el suministro de agua a la población. En gran parte de América del Sur ha habido una disminución de la producción hidroeléctrica, lo que ha resultado en un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles.
Si las estrategias a implementar para activar planes de adaptación adecuados a este cambio climático requieren sin duda de tiempos medianos-largos, de manera inmediata se pueden activar acciones efectivas para la mitigación de los riesgos ambientales, basadas en el monitoreo de estos fenómenos naturales, pero sobre todo de áreas y obras que pueden resultar dañados por tales fenómenos.
Entonces, ¿cuáles pueden ser las medidas y técnicas que nos puedan garantizar en este sentido? Defensa y "aseguramiento", sin ninguna duda. Defensa y seguridad a través de políticas concretas de protección civil e intervenciones específicas en territorios en riesgo y para la protección de obras de infraestructura. Los modernos sistemas de seguimiento ambiental y/o de infraestructuras estratégicas son las herramientas que mejor garantizan la consecución de los objetivos antes mencionados. La creación de redes y sistemas integrados de vigilancia electrónica con control remoto permiten la vigilancia en tiempo real de territorios con fenómenos geológicos de alta peligrosidad como los deslizamientos de tierra, la inestabilidad de macizos rocosos, las inundaciones de cursos de agua, el caudal de ríos o el control de la estabilidad de puentes, presas y carreteras.
En Italia y Europa, el "seguimiento" es desde hace mucho tiempo una constante en todos los proyectos que implican transformaciones territoriales o la construcción de obras de ingeniería. Pero si hasta hace unos años los costes eran importantes, requerían personal específicamente formado y sistemas complejos de adquisición y procesamiento, requerían intervenciones directas en los sitios e infraestructuras monitorizados, hoy la innovación tecnológica ha hecho que todas estas operaciones sean mucho más sostenibles tanto en el plano logístico, tanto por la eficacia como por los resultados obtenibles.
Con un simple smartphone, de forma remota, se puede observar en tiempo real lo que sucede en un edificio o en una pendiente de deslizamiento. Una vez definidos los umbrales de atención, se puede dar la alarma que puede salvar vidas humanas o reducir los daños. Plataformas específicas "abiertas" personalizadas según las necesidades pueden constituir sistemas abiertos y ampliables, disponibles para organismos, instituciones y empresas. Con importantes reducciones de costes y una mayor sostenibilidad económica y medioambiental, especialmente en los países en desarrollo.
Por lo tanto, en los próximos años es deseable ver un aumento en la difusión y el uso de estas tecnologías y enfoques, que no son sólo "de ingeniería" sino también "culturales". Garantizar un desarrollo socio-económico coherente con una gestión consciente de los recursos naturales y económicos, respetuosa de los complejos equilibrios ambientales, aún más comprometidos, en territorios altamente antropizados y expuestos a peligros climatológicos, por el Global Change.
Mario L. Rainone
Responsable Sección de Innovación Plataforma Madeinitaly.gt
Defenderse de las inundaciones, de los daños causados por los terremotos, las erupciones volcánicas, proteger las obras de infraestructura y de ingeniería se ha convertido hoy no sólo en una necesidad sino en un imperativo para quienes tienen la responsabilidad de gobernar el territorio, garantizando la seguridad y protección de las personas, los hogares, obras de ingeniería civil.
En los últimos años hemos asistido, con creciente frecuencia, a la aparición de eventos meteorológicos caracterizados por precipitaciones muy intensas, ciclones, tornados asociados a inundaciones, deslizamientos de tierra, etc.
Aunque no es posible atribuir cada evento a los complejos fenómenos meteorológicos y climáticos que caracterizan el cambio global, no hay duda de que este cambio aumenta la probabilidad de eventos climáticos extremos.
Hay varias razones por las que el cambio climático afecta la probabilidad y la "severidad" de eventos climáticos extremos; un clima cambiante afecta y provoca cambios en la frecuencia, intensidad, extensión espacial, duración y sincronización de los eventos meteorológicos.
Un fenómeno meteorológico concreto se define como "evento meteorológico extremo" cuando se desvía significativamente del modelo meteorológico medio de una zona y, por tanto, es "inusualmente grave".
Sabemos bien que la llamada variabilidad climática se refiere tanto a los valores medios de las variables consideradas como a su distribución estadística y a los valores extremos.
Los fenómenos extremos están cada vez más asociados a largos períodos de sequía que hacen que los territorios sean aún más vulnerables, favoreciendo, por ejemplo, grandes incendios forestales o amplificando los fenómenos de inestabilidad hidrogeológica cuando llegan las lluvias.
El conocimiento de todas estas variables se vuelve, por tanto, relevante, si no indispensable, para evaluar, de la forma más correcta posible, los impactos que estos fenómenos naturales provocan en los entornos antropizados, permitiendo implementar adecuadas estrategias de adaptación y defensa. Intentando así mitigar las consecuencias sobre el territorio, sobre la salud y el bienestar de la población, sobre las actividades económicas y sobre la sociedad, en general.
En la zona de Centroamérica y Sudamérica, según numerosos estudios, el fenómeno climático conocido como El Niño aumentará la frecuencia de eventos climáticos extremos. Entre 1991 y 2022, los ciclones tropicales se volvieron más fuertes y destructivos. Sólo durante 2022, las inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por fuertes lluvias han causado cientos de muertes y miles de millones de dólares en pérdidas económicas en toda la región. Los huracanes Fiona, Lisa e Ian causaron daños extremadamente graves en Centroamérica y el Caribe. Los episodios de sequía afectarán intensamente a sectores económicos como la agricultura, la energía, el transporte y el suministro de agua a la población. En gran parte de América del Sur ha habido una disminución de la producción hidroeléctrica, lo que ha resultado en un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles.
Si las estrategias a implementar para activar planes de adaptación adecuados a este cambio climático requieren sin duda de tiempos medianos-largos, de manera inmediata se pueden activar acciones efectivas para la mitigación de los riesgos ambientales, basadas en el monitoreo de estos fenómenos naturales, pero sobre todo de áreas y obras que pueden resultar dañados por tales fenómenos.
Entonces, ¿cuáles pueden ser las medidas y técnicas que nos puedan garantizar en este sentido? Defensa y "aseguramiento", sin ninguna duda. Defensa y seguridad a través de políticas concretas de protección civil e intervenciones específicas en territorios en riesgo y para la protección de obras de infraestructura. Los modernos sistemas de seguimiento ambiental y/o de infraestructuras estratégicas son las herramientas que mejor garantizan la consecución de los objetivos antes mencionados. La creación de redes y sistemas integrados de vigilancia electrónica con control remoto permiten la vigilancia en tiempo real de territorios con fenómenos geológicos de alta peligrosidad como los deslizamientos de tierra, la inestabilidad de macizos rocosos, las inundaciones de cursos de agua, el caudal de ríos o el control de la estabilidad de puentes, presas y carreteras.
En Italia y Europa, el "seguimiento" es desde hace mucho tiempo una constante en todos los proyectos que implican transformaciones territoriales o la construcción de obras de ingeniería. Pero si hasta hace unos años los costes eran importantes, requerían personal específicamente formado y sistemas complejos de adquisición y procesamiento, requerían intervenciones directas en los sitios e infraestructuras monitorizados, hoy la innovación tecnológica ha hecho que todas estas operaciones sean mucho más sostenibles tanto en el plano logístico, tanto por la eficacia como por los resultados obtenibles.
Con un simple smartphone, de forma remota, se puede observar en tiempo real lo que sucede en un edificio o en una pendiente de deslizamiento. Una vez definidos los umbrales de atención, se puede dar la alarma que puede salvar vidas humanas o reducir los daños. Plataformas específicas "abiertas" personalizadas según las necesidades pueden constituir sistemas abiertos y ampliables, disponibles para organismos, instituciones y empresas. Con importantes reducciones de costes y una mayor sostenibilidad económica y medioambiental, especialmente en los países en desarrollo.
Por lo tanto, en los próximos años es deseable ver un aumento en la difusión y el uso de estas tecnologías y enfoques, que no son sólo "de ingeniería" sino también "culturales". Garantizar un desarrollo socio-económico coherente con una gestión consciente de los recursos naturales y económicos, respetuosa de los complejos equilibrios ambientales, aún más comprometidos, en territorios altamente antropizados y expuestos a peligros climatológicos, por el Global Change.
Mario L. Rainone
Responsable Sección de Innovación Plataforma Madeinitaly.gt